Iceland
A Islandia
De las regiones de la hermosa tierra Que mi carne y su sombra han fatigado Eres la más remota y la más íntima, Última Thule, Islandia de las naves, Del terco arado y del constante remo, De las tendidas redes marineras, De esa curiosa luz de tarde inmóvil Que efunde el vago cielo desde el alba Y del viento que busca los perdidos Velámenes del viking. Tierra sacra Que fuiste la memoria de Germania Y rescataste su mitología De una selva de hierro y de su lobo Y de la nave que los dioses temen, Labrada con las uñas de los muertos. Islandia, te he soñado largamente Desde aquella mañana en que mi padre Le dio al niño que he sido y que no ha muerto Una versión de la Völsunga Saga Que ahora está descifrando mi penumbra Con la ayuda del lento diccionario. Cuando el cuerpo se cansa de su hombre, Cuando el fuego declina y ya es ceniza, Bien está el resignado aprendizaje De una empresa infinita; yo he elegido El de tu lengua, ese latín del Norte Que abarcó las estepas y los mares De un hemisferio y resonó en Bizancio Y en las márgenes vírgenes de América. Sé que no lo sabré, pero me esperan Los eventuales dones de la busca, No el fruto sabiamente inalcanzable. Lo mismo sentirán quienes indagan Los astros o la serie de los números... Solo el amor, el ignorante amor, Islandia.
Jorge Luis Borges
- Año 2015
- Fotografía Teresa Romanillos
- Categories Fotografía