El punctum de una fotografia –señala Barthes– “es ese azar que en ella me despunta”. “Surge de la escena como una flecha que viene a clavarse”. El punctum “puede llenar toda la foto” (….) aunque “muy a menudo sólo es una detalle” que deviene algo proustiano: es algo íntimo y a menudo innombrable.
Barthes señala dos elementos en una fotografía: el studium y el punctum. El studium, tiene que ver con la cultura y el gusto. Puede interesarme una fotografía, incluso “a veces emocionarme, pero con una emoción impulsada racionalmente, por una cultura moral y política”. “Muchas fotografías permanecen inertes bajo mi mirada. Pero incluso entre aquellas que poseen alguna clase de existencia ante mis ojos, la mayoría tan solo provocan un interés general (…) . Me complacen o no pero no me marcan”. “La fotografía puede gritar pero nunca herir”. “No hay ningún punctum”.